En cierta manera, el flamenco es como el blues, un lamento profundo, mayormente por la injusticia, el desamor o la pérdida de libertades.
Me hice con una guitarra flamenca y aprendí algunos toques y falsetas, pero aunque me lo pasé muy bien y aprendí mucho, este arte no influenció en mi estilo de tocar.
El blues y el flamenco nacieron de la guitarra, pero la técnica para interpretarlo es completamente diferente. A parte está el “duende” o “feeling” que en mi caso es más blusero-jazzero, probablemente porque nací en Barcelona.
En esos días se forjaba en Andalucía la onda del rock progresivo, que ya comenzó a finales de los 60 con Gong, y el flamenco fusión, con grupos como, Smash, Alameda, Guadalquivir, Medina Azahara, Triana, Storm, Green Piano entre otros.
Me había enamorado de Sevilla y me entristeció tener que dejarla, pero sentí que tenía que volver a Barcelona para ver qué había pasado durante mi ausencia.